De Manuel de Falla, pasamos a Silvestre Revueltas, en pleno siglo XX.
Silvestre Revueltas nació el 31 de diciembre de 1899 en Santiago Papasquiaro, un pueblo en el estado de Durango, México. Inició su estudio del violín a los ocho años de edad. Después de una estancia de un año en el Saint Edwards College en Austin, Texas, continuó sus estudios de música en el Chicago Musical College (1918-22) bajo la guía de Leon Sametini, Otakar Sevcík (violín) y Felix Borowski (composición).
Durante los años veinte dirigió varias orquestas de teatro en el sur de los Estados Unidos, viajando con frecuencia a México, donde realizó giras y participó como violinista en varios conciertos de música moderna. A invitación de Carlos Chávez, Revueltas asumió la subdirección de la Orquesta Sinfónica de México, cargo que desempeñó entre 1929 y 1935. Al mismo tiempo impartió clases de violín y composición en el Conservatorio Nacional de Música y dirigió la Orquesta del Conservatorio. Al año siguiente se hizo cargo de la recién formada Orquesta Sinfónica Nacional -de breve existencia-. En esta época asumió la presidencia de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), que contaba entre sus miembros con algunos de los pintores y escritores más prominentes de la época. En 1937 se trasladó a España en viaje de solidaridad con la causa republicana, dirigiendo varias de sus obras orquestales durante su estancia.
La mayor parte de la obra de Revueltas fue escrita durante los últimos diez años de su corta vida. No obstante, compuso un número considerable de partituras. Entre éstas destacan quince obras orquestales, la más importante de las cuales es, sin duda, Sensemayá, construida sobre los versos homónimos del poeta cubano Nicolás Guillén. Casi cuarenta partituras de cámara, desde dúos hasta numerosas composiciones que emplean osadas combinaciones instrumentales, albergan la música más propositiva y personal de su producción. Entre las partituras más conocidas están sus cuatro cuartetos, el Homenaje a Federico García Lorca, 8 x radio y las Cinco canciones para niños y dos canciones profanas. De importancia equiparable son las obras escritas para géneros como el cine (Redes es la más conocida), el ballet-pantomima (El renacuajo paseador, La coronela, Troka), la música partisana (Un canto de guerra para los frentes populares) y partituras de género mixto, como los Tres sonetos, en donde combina libremente la poesía con la música. Nutriéndose de su entorno cultural ecléctico y empleando técnicas composicionales imaginativas, Revueltas consiguió sintetizar una voz musical de fuerte identidad, avanzada para la época.
En 1940, poco antes de cumplir los 40 años de edad, sucumbió a una neumonía complicada por su alcoholismo. Sus restos descansan hoy en la Rotonda de los Hombres Ilustres en la ciudad de México.
Después de su muerte, el genio de Silvestre Revueltas fue rememorado en esporádicos conciertos, dirigidos por personalidades célebres como Stokowski, Kleiber, Ansermet, Bernstein, Mata y Salonen. Pero apenas hoy —más de un siglo después del nacimiento del compositor— comienza a valorarse de manera plena la trascendencia de su aportación artística a la cultura musical de las Américas.
Su lenguaje musical es tonal pero en ocasiones disonante, con vitalidad rítmica, y con frecuencia con un sabor distintivamente mexicano.
4 comentarios:
Hola querido amigo!
Quiero felicitarte, hoy más que nunca, por este excelente upload. Para empezar Revueltas fue, en mi opinion, uno de los mejores compositores mexicanos de todos los tiempos. En segundo lugar, has escogido una grabación con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes... la amada orquesta de mi ciudad natal. De verdad tu discoteca es asombrosamente variada y completa. Nuevamente FELICIDADES!!!
Supongo que "a caballo regalado no se le ve el diente", pero la verdad es que desde que escuché la versión de Esa-Pekka Salonen de estas mismas obras, tiré, literalmente, a la basura todos mis discos con música de Revueltas interpretada por orquestas mexicanas. Todas eran malísimas, y sólo un oído no educado se puede dar el lujo de perodnar la cantidad de errores, de todo tipo (hay una grabación en donde incluso suena el ring del reloj de uno de los músicos: no es broma), que por puro nacionalismo ramplón y barato los mexicanos suelen pasar por alto (de la educación musical de los oyentes mejor ni hablo). De cualquier forma, es bueno que alguien se preocupe por divulgar a Revueltas, aunque sea con orquestas tan malas como lo son todad, absolutamente todas las orquestas mexicanas.
Apreciado José Manuel, no estoy en absoluto de acuerdo con su afirmación sobre las orquestas mexicanas, y además, su rotundidad me parece un tanto irrespetuosa. Sí que es cierto que algunas grabaciones dejan mucho que desear, pero más que nada por la calidad acústica, por lo cual hay que echarle la culpa a los productores o a los ingenieros de sonido, más que a unos intérpretes o al director. Por ejemplo, la Orquesta Sinfónica de Xalapa suena bastante mal bajo la batuta de Carlos Prieto (Urtext, 2005), mientras que resulta brillantísima en "La Noche de los Mayas" dirigida por Herrera de la Fuente (RCA, 1999). Lo mismo podría decirse de la maravillosa Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, que parece otra según la dirija Fernando Lozano o Enrique Bátiz, e incluso suena distinta en grabaciones del mismo director y dentro del mismo disco. De modo que no estoy de acuerdo con usted, y que conste que no soy mexicano. Insisto: es más un tema de calidad de grabación, más que de interpretación.
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